lunes, 23 de enero de 2012

Un buen año para los inversores


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Jaume Puig. Director General de GVC Gaesco Gestión.

Dada la infravaloración manifiesta con la que los mercados bursátiles han empezado el año y las buenas perspectivas de los resultados empresariales para 2012, con crecimientos previstos del 10% a nivel mundial, deberíamos tener por delante un excelente año bursátil. Puede ser un año de fuertes contrastes, con recesión económica en la periferia de la zona euro, España incluida, y un fuerte crecimiento económico a nivel mundial de alrededor de un +3,5%. Ello va a tener su impacto en los beneficios empresariales, que habitualmente crecen de forma importante a partir de aumentos del PIB del +2,5%. Eviten, por ello, comprar empresas cuyo negocio radique íntegramente en los países periféricos de la zona euro, salvo algunos nichos de actividad muy específicos, y adquieran empresas exportadoras, por cierto mayoritarias entre las cotizadas.


En los momentos como el actual, en que los inversores tienen mucho más miedo del estrictamente necesario, las cotizaciones bursátiles pasan a ser muy inferiores al valor que se deriva de los beneficios que obtienen las empresas. Se genera una diferencia entre el valor de la empresa y la cotización, denominada descuento fundamental. Estos descuentos tienen su propio ciclo de vida; nacen, crecen y mueren, …  siempre mueren. El inversor debe focalizar sus esfuerzos en tres aspectos; en conocer bien a las empresas, seleccionando a las mejores, en analizar la dimensión del descuento fundamental, asegurándose que la empresa además de buena sea barata,  y en determinar la fase del ciclo de vida en que se encuentra el descuento, buscando preferentemente las de fase avanzada.

¿En qué fase del ciclo estamos actualmente, o en otras palabras hasta cuando seguirán las bolsas tan baratas? El actual descuento, que es fruto de dos eventos, Lehman Brothers y la deuda periférica, debería anularse completamente en menos de tres años. Dada su enorme magnitud, estaríamos ya inmersos en el inicio de un período de tres años muy favorable para la renta variable. De este mismo análisis se deducen, además, unas elevadas probabilidades de que los mínimos que los mercados hicieron el pasado mes de setiembre, hace cuatro meses, Ibex-35 a 7.500 o Eurostoxx-50 a 1.950, no vuelvan a repetirse.
Se puede argumentar que podrían ocurrir nuevos sucesos que perturbaran otra vez a los mercados. Es siempre una posibilidad, aunque la minimizamos a partir del análisis de los riesgos que conocemos, principalmente los referentes al foco principal que afecta al futuro de la zona euro. No tiene la zona euro un problema de deuda superior a la del resto de mundo desarrollado, países como EEUU o Japón tienen unos niveles de deuda superiores y son capaces, en cambio, de colocar su deuda a 10 años al 2% y al 1% respectivamente. La problemática de la zona euro es más de alguna de sus partes que no del conjunto en sí mismo. Los países de la zona euro que van muy mal, con decrecimientos económicos y tasas de paro muy altas, tienen dos alternativas, o realizar ajustes o salir del euro. Si bien las dos opciones son malas la segunda es mucho peor, estos países seguirán, por su propio bien, la vía de los ajustes.

Los países de la zona euro que van bien, con un crecimiento medio en el año 2011 del +2,6% y una tasa de paro media del 6,6%, y que representan un 70% del PIB de la zona euro, tienen igualmente dos alternativas, o bien facilitar la salida a los países que van mal, en lo que sería una refragmentación de mercados, o bien aprovechar la coyuntura para acabar el trabajo iniciado hace una década, complementando la unidad monetaria con la fiscal. Estos países elegirán, por su propio bien, esta segunda opción. La zona euro es un proyecto a medio hacer, si bien 17 países están dentro, otros 16 países europeos están fuera. El objetivo final es una zona euro extendida a toda Europa. Grecia es importante, sin duda, pero más lo es que otros países como Suecia, Noruega a o Polonia, quieran entrar en el club, para lo cual éste tiene que estar bien diseñado y corregidos los defectos de fábrica originales. No tememos, pues, por el futuro del euro como divisa, aunque esperamos que siga perdiendo valor frente al resto de divisas, para alivio de las empresas exportadoras de la zona euro … y de los inversores de la zona euro entre los que nos encontramos.

Nota: Este artículo fue publicado por La Vanguardia en la sección Dinero el 15/01/12.

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