Jaume
Puig. Director
General de GVC Gaesco Gestión.
Dada la infravaloración manifiesta con
la que los
mercados
bursátiles han empezado el año y las buenas perspectivas
de los resultados empresariales para 2012, con crecimientos previstos
del 10% a nivel mundial, deberíamos tener por delante un excelente año
bursátil. Puede ser un año de fuertes contrastes, con
recesión económica
en la periferia de la
zona
euro, España incluida, y un fuerte crecimiento
económico a nivel mundial de alrededor de un +3,5%. Ello va a tener su
impacto en los beneficios empresariales, que habitualmente crecen de
forma importante a partir de aumentos del
PIB del +2,5%. Eviten, por ello,
comprar empresas cuyo negocio radique íntegramente en los
países periféricos
de la
zona euro,
salvo algunos nichos de actividad muy específicos, y adquieran empresas
exportadoras, por cierto mayoritarias entre las cotizadas.
En los
momentos como el actual, en que los inversores tienen mucho más miedo del
estrictamente necesario, las cotizaciones
bursátiles pasan a ser muy inferiores al valor que se
deriva de los beneficios
que obtienen las empresas. Se genera una diferencia entre el valor de
la empresa y la cotización, denominada descuento fundamental. Estos
descuentos tienen su propio ciclo de vida; nacen, crecen y mueren, …
siempre mueren. El
inversor debe focalizar sus esfuerzos en tres aspectos;
en conocer bien a las empresas, seleccionando a las mejores, en analizar
la dimensión del descuento fundamental, asegurándose que la empresa
además de buena sea barata, y en determinar la fase del ciclo de vida
en que se encuentra el descuento, buscando preferentemente las de fase
avanzada.
¿En qué fase del ciclo estamos
actualmente, o en otras palabras hasta cuando seguirán las bolsas tan
baratas? El actual descuento, que es fruto de dos eventos, Lehman Brothers y
la deuda periférica,
debería anularse completamente en menos de tres años. Dada su enorme
magnitud, estaríamos ya inmersos en el inicio de un período de tres años
muy favorable para la renta
variable. De este mismo análisis se deducen, además,
unas elevadas probabilidades de que los mínimos que los mercados
hicieron el pasado mes de setiembre, hace cuatro meses, Ibex-35 a
7.500 o Eurostoxx-50 a
1.950, no vuelvan a repetirse.
Se puede argumentar que podrían ocurrir
nuevos sucesos que perturbaran otra vez a los mercados. Es siempre una
posibilidad, aunque la minimizamos a partir del análisis de los riesgos
que conocemos, principalmente los referentes al foco principal que
afecta al futuro de la zona
euro. No tiene la zona euro un problema de deuda superior a
la del resto de mundo desarrollado, países como EEUU o Japón tienen
unos niveles de deuda superiores y son capaces, en cambio, de colocar su
deuda a 10 años al 2% y al 1% respectivamente. La problemática de la
zona euro es más de alguna de sus partes que no del conjunto en sí
mismo. Los países de la zona euro que van muy mal, con decrecimientos
económicos y tasas de paro muy altas, tienen dos alternativas, o
realizar ajustes o salir del euro. Si bien las dos opciones son malas la
segunda es mucho peor, estos países seguirán, por su propio bien, la
vía de los ajustes.
Los países de la zona euro que van bien,
con un crecimiento
medio en el año 2011 del +2,6% y una tasa de paro media
del 6,6%, y que representan un 70% del PIB de la zona euro, tienen igualmente dos
alternativas, o bien facilitar la salida a los países que van mal, en lo
que sería una refragmentación de mercados, o bien aprovechar la coyuntura
para acabar el trabajo iniciado hace una década, complementando la
unidad monetaria con la fiscal. Estos países elegirán, por su propio
bien, esta segunda opción. La zona
euro es un proyecto a medio hacer, si bien 17 países
están dentro, otros 16 países europeos están fuera. El objetivo final es
una zona euro
extendida a toda Europa. Grecia es importante, sin duda, pero más lo es
que otros países como Suecia, Noruega a o Polonia, quieran entrar en el
club, para lo cual éste tiene que estar bien diseñado y corregidos los
defectos de fábrica originales. No tememos, pues, por el futuro del euro como divisa,
aunque esperamos que siga perdiendo valor frente al resto de divisas,
para alivio de las empresas exportadoras de la zona euro … y de los inversores de
la zona euro
entre los que nos encontramos.
Nota: Este artículo fue
publicado por La Vanguardia en la sección Dinero el 15/01/12.